La elegancia de las formas es una consecuencia de la claridad de principios, de la reflexión profunda del espacio, donde cada elemento de la estructura tiene su propia razón de ser.
El sentido del conjunto lo termina de configurar el espectador con su mirada, con su propia experiencia y con el recorrido que ambas le sugieren.
Esculturas que hablan de edificios, edificios que lucen como esculturas.